viernes, 26 de noviembre de 2010

Desde Europa (4)

La voluntad de dominio es más profunda que la libido. El complejo puede ser de Urano, de Crono, de Procrustes, de Ixión… La madre, los otros, la comunidad. Voluntad de poseer, de ser el amo, el padre, el rey, el dueño (el señor).

En el caso Crono, el arma es la castración. El instrumento, el arma misma, es la castración del padre. Se deviene padre que ya no reprime el nacimiento de los hijos, pero los suprime nada más nacer: los consume, los asume, los asimila. No son los hijos rostros del padre, sino el padre el rostro de los hijos. Los monoteísmos, los monismos. Las dictaduras, las tiranías políticas, religiosas, filosóficas (Platón, Marx).

La hibris, la negación de la estructura olímpica (plural), de las diferencias, de los otros. La parte por el todo. Sus distintos modos de dominio (estrategias de dominio).

No es el sí mismo (la virtud propia) el obstáculo al goce místico, sino el sí mismo del otro (del Padre, del Amo, y éste como Urano, Crono, Procrustes, Tifón…).

La negación del otro, la voluntad de negar al otro. La castración del otro; quitarle, restarle fuerza. Calumniarlo, mancillarlo. Las estrategias de poder en las religiones de salvación.

La naturaleza íntima. La cultura como instrumento de dominio; como represora, supresora, depresora de la virtud propia. Culturas (entornos) que obstaculizan, culturas que canalizan y hacen posible.

La multiplicidad afirmada, condición de la religión olímpica. El hijo no duplica al padre. Los ojos, las miradas, los rostros del padre. Los modos de la potencia. Los hijos, la multiplicidad. El centro no se dice sino como síntoma. La pluralidad de formas.

Heracles, su nacimiento alegórico de Hera (cuando se le reconoce). Su casamiento con Hebe, la doncella. Heracles como modelo de ciudadano, como hijo perfecto.

El complejo de dominio y sus síntomas. El análisis pagano.

El complejo de dominio no es un pecado original, no es un obstáculo, sino una condición.

Situar el Edipo en la periferia, como síntoma, representación. En el centro, el complejo de dominio, los complejos de dominio.

El conflicto es de dominio. Lo sexual es metáfora. La voluntad de ser el padre, el amo, el señor.

Zeus, la idea de Zeus como esposo. El culto a Zeus comienza en Creta, según el teologema de su nacimiento.

Foroneo fue, al parecer, el primero que dio culto a Hera. Asimismo, fue el primero que defendió a Hermes ante los hombres. Foroneo es un ángel, un mensajero, un portador de noticias. Foroneo también vio el fulgor, la gloria de Zeus.

La discusión está entre monismos y pluralismos. Los monismos son regresivos. Padre Urano o Crono. Represor y supresor, respectivamente.

En realidad, el extático aún no ha (re)nacido, o (re)nace prematuramente por la vehemencia de la ‘madre’ (por ver al padre, al esposo; ver al que la visita, Zeus). El extático ha de terminar su periodo embrionario en el interior de Zeus.

Los mitos evocan el conflicto, lo suscitan; tonifican y sitúan al sujeto en una búsqueda de su mito (de su complejo); el nodo familiar, social, histórico, que lo condiciona. En lo grande como en lo pequeño. Dentro y fuera.

En el éxtasis como unificación del sujeto (de los yoes), el sujeto (como renacido) dice que Cristo, o Buda, ha nacido en él. La conciencia unificada, más bien tomada, poseída por un yo ajeno que ha devenido dueño absoluto de la persona, y que la usa como vehículo de transmisión (el horrible modo de inmortalidad de sus prototipos). Goce en la sumisión, goce en la humillación. Voluntad de nada, auto-castradora, el sujeto des-realizado.

El místico ignora radicalmente su conflicto, la certeza en su posición le hace inaccesible al auto-análisis o al análisis. No se ve tras los símbolos. El sujeto pierde su rastro.

Su verdadero sí mismo se le oculta, ha sido ocupado por otro. El sujeto incubaba otro ‘yo’ que ha devenido amo absoluto. El caso del cuco.

La salvación; la coartada de los salvadores. Lo que hacen es salvar al sujeto de sí mismo, ocupar su lugar. El caso del virus. Se introduce en el nucleosoma, en la conciencia, busca reproducirse él mismo. El sujeto construye con sus propios materiales (los que le darían vida) un monumento a otro; lo construye, lo realiza, le da vida, lo da a luz (el renacimiento místico). El prototipo como padre, esposo, e hijo.

La conciencia olímpica. El padre Zeus. Hay muchas madres, muchos soportes, muchas conciencias-sujetos. En la estructura olímpica lo por nacer es ignoto, está por devenir; el renacido no reproduce a nada ni a nadie, no es igual más que a sí mismo.

Narciso, la narcosis del sujeto.

Unificación del sujeto plural. Necesidad de terminar la formación. Zeus templa la ambición de poder de los hijos. En la espiritualidad pagana, el re-nacido no es como el padre, no quiere ocupar el lugar del padre.

‘Para que mi reino se cumpla, todos han de ser como yo’. Unificación sutil o violenta de la multiplicidad en los monismos. Visiones de Tifón.

Zeus supone la multiplicidad, la heterogeneidad auténtica. Dioniso, el extático pagano, el que, siendo dios, se ofrece en libación a los dioses.

En el caso judeo-cristiano, o budista, sólo se salvan Jesús, o Buda. Padre, esposo, hijo. Una voluntad de eternidad cumplida gracias a los demás, a pesar de los demás. Cuando estos modelos (narcisos) triunfan -ocupan el lugar del padre-, frustran el nacimiento (el re-nacimiento) del sujeto. Le escamotean la corona propia al sujeto.

Los monoteísmos también escamotean la corona de Zeus, la corona de la pluralidad.

Zeus como padre y como esposo (idea fecundadora, generador), mas no como hijo.
Eliminar el lugar del padre, dejar el lugar del padre vacío, es posibilitar la intrusión de pretendientes; es dejar a la sociedad, a la comunidad, a la cultura, sin defensa, fácilmente atacable y dominable.

Puede suceder que criaturas del Tártaro tomen el Olimpo, eventualmente vacío.

La voluntad de nada (el principio de Nirvana) también quiere el poder. Los sacerdotes y su falsa renuncia al poder. Negación del padre en el budismo, ocupación del lugar del padre en la tradición judeo-cristiana-musulmana. El sacerdote como padre, como representante inmediato, y único, del Padre simbólico (de la ley, del discurso).

Es un milagro que la cultura dominante no impida la realización del sujeto, no procure des-realizarlo (para dominarlo mejor o ponerlo a su servicio). Todo monismo es radicalmente alienante, procura ocupar la ‘x’ del sujeto; ocuparlo, usarlo.

La espiritualidad está ligada a la creación. Son vicisitudes de la creación. El goce misterioso es el goce creador.

En el espacio olímpico, el otro es otro.

La doble hélice. El sonido y el sentido. Zeus, el polifónico Zeus. Europa, la de amplio rostro.

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